El rock está de luto. Un silencio pesado, como el riff de «Iron Man», ha caído sobre el mundo de la música. Ozzy Osbourne, el legendario, el indomable, el eterno Príncipe de las Tinieblas, ha muerto a los 76 años. Se va el hombre, pero nace un mito aún más grande.
Su carrera abarcó más de cinco décadas, marcadas por hitos musicales, escándalos y una supervivencia casi milagrosa. Esta es la cronología de una leyenda:
- 1948: Nace John Michael Osbourne en Aston, Birmingham (Reino Unido).
- 1968: Junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, forma la banda que se convertiría en Black Sabbath.
- 1970: La banda lanza sus dos primeros álbumes, Black Sabbath y Paranoid, definiendo el sonido del heavy metal y alcanzando el éxito mundial.
- 1979: Es despedido de Black Sabbath debido a sus crecientes problemas con el alcohol y las drogas.
- 1980: Lanza su carrera en solitario con el exitoso álbum Blizzard of Ozz, bajo la dirección de Sharon Arden.
- 1982: Se casa con Sharon, quien se convierte en su mánager y figura clave en su vida. En un concierto, muerde la cabeza de un murciélago, consolidando su imagen de «loco del rock».
- 2002: Se estrena el reality show de MTV The Osbournes, que lo catapulta a la fama televisiva y lo convierte en un ícono de la cultura pop para toda la familia.
- 2019: Es diagnosticado con la enfermedad de Parkinson tras una grave caída en su domicilio.
- 5 de julio de 2025: Ofrece su último y multitudinario concierto de despedida en Villa Park, Birmingham, rodeado de estrellas del rock.
- 22 de julio de 2025: Fallece rodeado de su familia, dejando un legado imborrable en la historia de la música. Le sobreviven su esposa Sharon y sus seis hijos.
Más que un cantante, Ozzy fue un arquetipo. Fue el chico de clase obrera de Birmingham que, inspirado por The Beatles, canalizó la oscuridad industrial de su ciudad para crear un sonido que cambiaría la historia: el heavy metal. Con Black Sabbath, no solo compuso himnos, sino que forjó una estética y una actitud que miles de bandas imitarían.
Su vida fue una tormenta perfecta de caos y genialidad. Fue expulsado de su propia banda, se hundió en abismos de adicción y protagonizó escándalos que hoy son parte del folclore del rock, como el infame incidente del murciélago. Sin embargo, cuando muchos lo daban por acabado, resurgió de sus cenizas una y otra vez, guiado por la inquebrantable Sharon, su mánager, esposa y salvadora.
En sus últimos años, nos mostró una faceta inesperada: la del patriarca torpe y adorable en The Osbournes, convirtiéndose en un ícono pop para una nueva generación. Luchó contra el Parkinson y el dolor con la misma terquedad con la que vivió. Su último concierto, sentado en un trono como el rey que era, no fue una rendición, sino su última y más grande declaración de principios.
Hoy, sus compañeros como Tony Iommi y Elton John lo lloran como un hermano y un pionero. Los fans dejan flores en su estrella. Pero el mejor homenaje es poner sus discos a todo volumen y sentir esa energía cruda e irrepetible. Adiós, Ozzy. El mundo es un lugar mucho más silencioso y aburrido sin ti.
Fuente: bbc.com